Las modalidades cardiovasculares son muy variadas; andar, correr, nadar, montar en bicicleta, remo, máquinas estáticas, elípticas, clases dirigidas como el spinning, zumba, aquagym, body combat, bodypump…etc.
El triatlón es el ejemplo de prueba que combina varias modalidades de cardio. Se diferencian básicamente en la cantidad de músculos implicados, y/o en la frecuencia y cargas empleadas (para las clases dirigidas principalmente).
El remo es de todas, seguida por la natación, la actividad que más masa muscular implica en el movimiento.
Lo ideal es utilizar varias de estas modalidades según nuestras necesidades, objetivos y capacidades.
Sea cual sea la modalidad elegida, debemos tener muy en cuenta nuestra frecuencia cardiaca en reposo y nuestra edad, para poder determinar adecuadamente la frecuencia cardiaca máxima y la frecuencia cardiaca objetivo durante nuestro entrenamiento, que vendrá marcada por la intensidad. Esto debe ser así para poder evolucionar en el entrenamiento.
La frecuencia cardiaca objetivo debe situarse entre el 50% y el 85% de nuestra frecuencia cardíaca máxima para que se produzca una adaptación progresiva.
Y tú, ¿Qué modalidad practicas más a menudo?
