La actividad física tiene muchas ventajas, eso ya queda fuera de toda duda hoy día, y es una herramienta indispensable para mejorar la salud, tanto física como mental. Sin embargo, el sedentarismo se ha instalado desde hace décadas en la cultura urbana, y la obesidad es ya una epidemia en todo el mundo. La correlación es clara. El sedentarismo conduce a la obesidad, la obesidad a enfermedades cardíacas, diabetes, hipertensión, dislipidemia entre otras. Y estas enfermedades conducen a su vez a una disminución de la calidad de vida.
Y aunque la actividad física tal vez es el factor más importante para mantener el bienestar y la calidad de vida, no es el único factor. La alimentación como sabemos es determinante en la obesidad y enfermedades coronarias, pero también en la recuperación y rehabilitación de lesiones y enfermedades. Entonces ya está, comer sano y hacer ejercicio debe ser la clave. Pero falta algo más.
Según cifras del Banco Mundial de Datos, el 55% de la población mundial vive en ciudades, y la ONU prevé que para 2050 se sitúe en el 68%. El ambiente urbano contribuye al aumento de enfermedades mentales, depresión y estrés.
La OMS estima que la depresión y las enfermedades relacionadas con la depresión se convertirán en la mayor fuentes de problemas de salud para la próxima década, acentuado por la inhibición de los mecanismos antidepresivos, causado por el abuso del alcohol, comida o tabaco. La depresión conduce a enfermedades físicas como asma, artritis, diabetes, ataques de corazón…mientras que el bienestar las reduce.
En octubre 2015 el Dr. Jules Pretty de la Universidad de Essex (Reino Unido) publicó un estudio en el que se demuestra que la exposición a un determinado ambiente mientras realizamos ejercicio físico modifica nuestra salud física y psicológica positivamente.
El estudio consistía en exponer a cuatro grupos de individuos que hacían actividad física a las siguientes imágenes: rurales agradables, rurales desagradables, urbanas agradables y urbanas desagradables y un quinto grupo de control al que no se expuso a imágenes. Los resultados concluyeron que aquellos que habían sido expuestos a imágenes rurales agradables habían obtenido resultados más positivos en presión arterial, autoestima y estado de ánimo que el resto de participantes.
En estudios anteriores ya se había comprobado que la exposición al medio natural por sí sola tiene efectos positivos en el aprendizaje de niños, la rehabilitación de presos y la curación de enfermos. Pero ahora además sabemos que la actividad física en un ambiente natural afecta positivamente al estado del bienestar, ya que descienden los niveles de estrés y ansiedad y aumenta la autoestima y el estado de ánimo.
El Dr. Jules Pretty lo llama “green exercise”, y es la combinación del tercer factor, el ambiente, con los otros dos, actividad física y alimentación al que se podría añadir el descanso que es la consecuencia de los otros tres.
Practicar el green exercise no siempre es fácil. La falta de espacios verdes en las ciudades por el incremento de costes para el mantenimiento de zonas verdes o por motivos de seguridad contribuyen negativamente a la salud de las personas que generan a su vez un coste elevadísimo para la salud pública, y que debería ser tomada muy en cuenta por los gobiernos tanto locales como nacionales y las políticas cortoplacistas. En los municipios rurales en cambio, faltan infraestructuras que faciliten espacios adecuados para la práctica de la actividad física.
A menudo asociamos la práctica de la actividad física en el medio natural con actividades como la bicicleta de montaña, el senderismo o la escalada. Pero esto es insuficiente para mantener o mejorar todas las cualidades físicas básicas del ser humano, ya que son actividades exclusivamente cardiovasculares.
El entrenamiento de fuerza y potencia, por ejemplo, debe integrarse en este escenario por varios motivos. Esencialmente por la variedad y el aporte a diferentes aspectos de la salud que el ejercicio cardiovascular no puede cubrir. Para ello es necesario un cambio del concepto de “gimnasio” al que estamos acostumbrados y conseguir interactuar activamente con el medio rural para fomentar no sólo la conservación del medio natural sino también su subsistencia económica y cultural.