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Alergia al polen

La Miel y la alergia al polen

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Desde niño he tenido una pequeña alergia al polen. Los ojos se me enrojecían con facilidad y estornudaba frecuentemente en la época primaveral, lo cual era bastante molesto sobretodo viviendo cerca del campo. Esta sensibilidad en ocasiones hacía que se me enrojeciera la piel o que desarrollara conjuntivitis, pero en ningún caso tuve problemas
respiratorios, imagino que por ello el médico en aquel entonces no me puso tratamiento. La verdad sea dicha no era para tanto y probablemente era lo más sensato.

Siendo adolescente leí que la miel tomada regularmente y sobretodo en época invernal inmunizaba o atenuaba la alergia al polen o sus síntomas de cara a la primavera. La miel y el polen están íntimamente relacionados, pues la miel natural, al contrario que la pasteurizada, contiene polen de las abejas que recolectan el néctar. Por eso tomar pequeñas dosis diariamente de miel natural podría ser útil para neutralizar la alergia al polen, de la misma manera que la práctica del Mitridatismo inmuniza total o parcialmente al veneno. El Mitridatismo es simplemente eso: auto administrarse pequeñas cantidades de veneno para inmunizarse al mismo, aunque es una práctica usada únicamente por cuidadores de animales o personajes de ciencia ficción como Batman.

Visto así, sería lógico pensar que tomar miel natural es la solución para los alérgicos al polen, pero ¿de verdad lo es?

En Mayo de 2011 el New York Times publicó un artículo en el que se hacía eco de un estudio publicado a su vez en 2002 sobre el efecto que tenía tomar miel natural no pasteurizada en los afectados por la alergia estacional. El estudio concluyó que no había evidencia alguna de que la miel atenuara los síntomas de la alergia.

Volviendo a mi caso, decidí probar, y desde los 17 años vengo tomando miel diariamente. Es evidente que si la sigo tomando desde entonces, además de porque me gusta, es porque he notado un cambio a mejor. Sin ir más lejos en la primavera siguiente ya noté un descenso de la irritación asociada a la alergia, y en los años posteriores estabilidad de los síntomas exceptuando algún día más cargado de polen que favorece la irritación y los estornudos incluso en las personas no alérgicas.

Efectivamente, la miel por sí sola no elimina la alergia, aunque en mi opinión ayuda en gran medida a reducirla, al menos eso he podido comprobar al consumirla todos estos años lo que entraría en conflicto con el estudio al que hacía referencia.

Sin duda la miel es más barata que los antihistamínicos y las pastillas que las farmacéuticas venden cada año para tratar las alergias, y probándola no se corre ningún riesgo sobre todo si es leve.

Ánimo a todo el mundo a que la pruebe, saque sus propias conclusiones y actúe en consecuencia.

 

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